Penn Station es una de las estaciones de trenes más transitadas del planeta: alrededor de 650 mil personas pasaron por allí cada día laborable de 2019. También es una de las más oscuras, apretadas y poco atractivas de la región. Pero esto último no siempre fue así.

Entre 1910 y 1963, Penn Station operó en uno de los edificios más lindos de la ciudad. De estilo Beaux Arts, al igual que tantos otros landmarks construidos durante la tumultuosa y rica Época Dorada en Nueva York (fines del siglo XIX-principios del siglo XX), Penn Station era el reflejo todo lo que NYC pretendía ostentar al mundo por entonces: opulencia, belleza & sofisticación.
Con la unificación de los 5 distritos en 1898, Nueva York se había terminado de consolidar como la capital del comercio, las comunicaciones, las finanzas y la cultura del país. Y no le llevó mucho tiempo superar a Londres como centro financiero internacional, logro que merecía reflejarse en majestuosas obras de arquitectura… ¡Era difícil competir contra Europa!
Pero décadas más tarde, una serie de eventos desafortunados arrojaron a Penn Station al subsuelo, justo debajo del Madison Square Garden. La estación fue demolida en 1963.

¿Qué pasó? Lo que suele pasar. El progreso empujó la industria aeronáutica y automovilística, y los trenes perdieron relevancia relativa para los años ’50. La por entonces deficitaria empresa que operaba la estación, Pennsylvania Railroad, vendió los derechos aéreos para que construyan encima y pateó a Penn Station bajo tierra.
Pero parece que algo de luz vuelve a esta terminal de la NJ Transit (que conecta Manhattan con New Jersey); terminal de la Long Island Rail Road LIRR de la MTA (a Long Island); y estación de Amtrak (trenes a Boston, Washington D.C., y otras ciudades).
Nueva entrada en 33rd & 7th Ave
Esta nueva entrada en 7th Ave & 33rd St., además de un proyecto para 2023 de ampliar el vestíbulo que está debajo de estas escaleras.
Ahora a quienes les toque llegar a NYC vía alguna de las 21 tracks de esta estación, les dará la bienvenida el mismísimo Empire. Mirá.
Moynihan Train Hall
Con el fin de aliviar la congestión subterránea de Penn Station, el 1 de enero se inauguró este anexo: el Moynihan Train Hall.
En este espacio, en muchos sentidos opuesto a como describiríamos a la Penn Station a la que ahora estamos acostumbrados, operan trenes de Amtrak y de LIRR. Además, hay preciosos espacios de espera que lucen como un aeropuerto moderno, obras de arte y un food hall en planes que abrirá en unos meses.

El techo vidriado es una maravilla. Y su diseño pretende evocar a la derribada Penn Station que estaba justo enfrente, donde ahora se encuentra el Madison Square Garden.
El nombre “Moynihan” es en honor al senador que propuso que este espacio del edificio James A. Farley, al lado de donde están las oficinas del correo USPS, sea utilizado para ampliar la capacidad de la estación. A este espacio se mudará pronto Facebook: en agosto alquilaron todo el espacio de oficinas disponible en este precioso edificio de 1912.

¿Cuánto costó este anexo? Nada más & nada menos que 1.600 millones de dólares. Financiados con recursos del estado de NY, aportes federales, fondos de las empresas de transporte (Amtrak, MTA, Port Authority), e inversiones de varios desarrolladores privados.
Se puede acceder a Moynihan Train Hall por fuera de Penn Station o por los pasillos subterráneos. La entradas en la calle se encuentran en 31st St. entre 8th & 9th Ave (principal), o en 8th Ave & 31st St.
NJ Transit (trenes a New Jersey) seguirán llegando a los tracks de Penn Station.
No tendrá el estilo grandioso que compartía la vieja estación de Penn con Grand Central, pero este nuevo Hall tiene lo suyo. Además el edificio Farley es precioso, Beaux Arts también.
Arte en Moynihan Train Hall
Varias obras de arte y diseño embellecen la terminal. ¿Cuál es tu favorita?
“The Hive”, de Elmgreen & Dragset, se compone de 100 edificios futuristas que cuelgan desde el techo. Entrada calle 31st St.
El reloj en el centro del hall fue diseñado por Peter Pennoyer Architects, con la Jazz Age y los edificios Art Deco de la ciudad en mente.
Las salas de espera, inspiradas en los asientos de madera de la antigua Penn Station, es obra de Rockwell Group. Atrás tienen un panel fotográfico de Stan Douglas que retrata 9 momentos históricos que tuvieron lugar en el derribado edificio Beaux Arts de 1910.
“Go”, por Kehinde Wiley, un tríptico de vidrio pintado a mano que celebra el break dance & la cultura negra. Entrada calle 33rd St.
Penn Station salva a Grand Central
Al igual que sucedió con Penn Station, la importancia de mantener intacta la terminall de Grand Central comenzó a ser cuestionada en los años 50. Aviones y autos reemplazaban cada vez más viajes en tren y, para 1963 -año en el que derribaron la estación de Chelsea-, a Grand Central ya le habían construido encima el edificio MetLife, por entonces ocupado -casualmente- por la aerolínea Panam.
Fue en 1975 cuando Grand Central corrió peligro de ser aplastada por un enorme edificio con forma de caja de zapatos. La terminal ya estaba cayéndose a pedazos por falta de mantenimiento… Pero ese desarrollo no prosperó.
La demolición de Penn Station indignó a tantos que en 1965 se formó una Comisión de Preservación de Monumentos Históricos que desde 1967 protegía a Grand Central.
Aún así, Penn Central (dueña de New York Central que operaba Grand Central, y de su rival Pennsylvania Railroad que operaba Penn Station), pretendió avanzar con el plan para cubrir sus números en rojo. Comenzó la batalla legal.
La Comisión de Preservación se negó. Penn Central demandó a la ciudad por considerar inconstitucional no poder decidir sobre su propiedad ni recibir compensación por ceder sus derechos aéreos, y un juez de la Corte Suprema del estado de NY falló a favor de la empresa.
Desesperados, los conservacionistas se aliaron con la Municipal Art Society y Jackie Kennedy y empezaron una campaña mediática «to save Grand Central».
La ciudad apeló el fallo del juez y ganó, luego Penn Central apeló al tribunal más alto del estado de NY y perdió. Finalmente el caso llegó a la Corte Suprema, que dictaminó que cualquier propuesta para derribar la terminal sería denegada.
Este fallo abre el debate sobre la propiedad privada y los derechos aéreos; los costos económicos y sociales que acarrea la decisión de proteger un edificio por su historia y no por su utilidad; cuántos potenciales landmarks nos perdemos de construir hoy por respetar otros. Pero se lo dejamos a expertos.
Como usuaria de los trenes de Grand Central, pocas cosas me generan más satisfacción que pasar todos los días por esta magnífica obra Beaux Arts de 1913.
¿Te vas a agendar dar un paseo por la renovada Penn Station? ¡Te leo!
Enjoy,
xx, A
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¿Sabes cuanto se demora en llegar desde el aeropuerto? Queremos llegar e ir directo a Washington y no se como calcular el tiempo para sacar los boletos de Amtrak
Hola Cintia! ¿En subte desde JFK a Penn Station? Aprox. una hora y 15 minutos. Podés calcularlo con Google Maps. Otra opción es tren, esa demora un poquito menos una hora. Saludos.